Valls, la capital del Alt Camp en Tarragona, es la cuna del “calçot” y por tanto uno de los mejores municipios donde ir a disfrutar de una buena “calçotada”.
Durante los meses de Enero hasta principios de Abril es una de las comidas populares más representativas de Catalunya.
Junto con algunos compañeros de Hofmann organizamos una salida que nos lleva hasta el Coll de Lilla, el paraje natural entre Valls y Montblanc donde se encuentra el restaurante Les Espelmes.
Al llegar tuve dos impresiones opuestas debido a la concurrencia del lugar pero pronto descubrí que el motivo no era otro que la calidad.
En una calçotada intervienen los mismos elementos que en cualquier otra elaboración culinaria, un buen producto y una buena técnica, y aun pareciendo simple, saber asarlos bien tiene su misterio.
Estando en Valls, la calidad del producto debe estar asegurada ya que el calçot está protegido por denominación de origen y este distintivo suele ser garantía de calidad.
El típico ritual consiste en colocarse un babero, coger el calçot presentado en una teja de barro, quitarle la capa quemada por el fuego y comerlo mojado de la típica salsa que se sirve con este manjar, el romesco.
En Les Espelmes lo hacen delicioso y no paramos hasta ver el fin tanto de calçots como de romesco.
El menú habitual de calçotada tiene como segundo plato la carne a la brasa. En esta ocasión nos sirven una parrillada en la que no falta de nada.
Y para el postre siempre queda un huequecito, que acabamos de llenar con una apetitosa crema catalana.
Para quienes no hayan disfrutado nunca de una, les daría tres recomendaciones: escoger bien el lugar, ir dispuesto a “pringarse” de salsa y tiznarse las manos, e ir con buena compañía ya que parte del divertimento reside en compartir una comida desenfadada en la que “cuantos más seamos más reiremos”.
Restaurante Les Espelmes
Ctra N240, km 28. Coll de Lilla (Valls-Montblanc)
Tel. 977601042