Tras una sorprendente comida en el Restaurant Miramar de Llançà y tener el honor de conocer a Paco Pérez me pregunto: ¿Por qué he tardado tanto en descubrir este fantástico lugar?
Aunque la respuesta en un país con tantos/as grandes chefs y para alguien que no se dedica a la crítica profesionalmente está clara, pero la pregunta es inevitable teniendo en cuenta que solo necesito 2 horas para llegar a Llançà.
Por supuesto que había leído mucho sobre el trabajo de Paco Pérez, pero nada como vivirlo in situ.
El paseo marítimo en el que se ubica el Miramar no puede ser una mejor entrada que ya da ideas de donde procede la inspiración de su cocina. El paisaje sigue presente en la sala, a través de sus grandes ventanales, y en el plato. Se proveen de los productos que “su” mar les brinda, aunque sin perder de vista algunos foráneos de gran calidad con los que completar una oferta más que sugerente.
Se puede escoger entre carta y menú degustación, pero para mí no hay nada mejor que el menú degustación para descubrir una cocina tan creativa y vanguardista, que evoluciona constantemente, y sobretodo en una primera visita.
Una de mis grandes sorpresas, aún sabiendo del bagaje culinario de este experimentado chef, ha sido precisamente el empleo de multitud de técnicas, unas claramente reconocibles y otras que pasan casi desapercibidas para la mayoría de mortales, a mi parecer aplicadas magistralmente y con un sentido. Esferificaciones, espumas, aires, gelatinas, nitrógeno líquido, cocciones a baja temperatura, nubes, falsos merengues, y un etcétera que creo va a precisar de otra visita porque mis conocimientos no dan para más.
Aunque con un estilo muy personal, el espíritu del Bulli, donde Paco Pérez realizó varios stages, está latente tanto en dichas técnicas, en la creatividad, como en el factor sorpresa que atribuye a sus creaciones.
Pero no todo es técnica. El producto es excepcional, la composición de los platos sorprendente, la presentación genial, y un algo más que voy a llamarle ilusión, y que se percibe en cada elaboración.
Sobre el servicio no hay más que decir que es impecable. No ha habido pregunta sin responder, y debo decir que soy incansablemente curiosa.
Los reconocimientos otorgados a Paco Pérez y su equipo, incluidas las 2 estrellas Michelin, están más que justificados y la prueba no es otra que este extraordinario e ingenioso menú de 31 “platillos” que va de inicio a fin in crescendo.
Sabores y texturas sorprendentes, casi indescriptibles, por lo que una imagen vale más que mil palabras:
Limón, miso y huevas / Quicos y cilantro / Calabaza
Ensalada Waldorf / Patata soufflé y salmorejo / Mochi de arroz a la cubana
Navaja y garbanzos / Cocktail Pisco Sour / Mejillón tigre
Mero y piel frita / Fish & Chips / Calamar a la andaluza
Fresa gazpacho / Buñuelo de gallina en pepitoria / Almendra tierna
Gamba marina / Sepietas a la brutesca
Piquillo / Primer Verde
Arroz de langosta / Anguila Matelotte
Salmonete y potaje / Codorniz a l’ast Cheese cake de Payoyo / Cornetto helado / Flores
Cabe destacar que en Miramar han elaborado una carta de vinos extensa y variada, con una amplia selección de referencias. Para esta ocasión, y sobretodo por curiosidad, el vino elegido ha sido un Riesling de las bodegas Felton Road, de Nueva Zelanda, dulce, fresco y muy agradable a mi parecer.
Finalmente, con los cafés, la última sorpresa, una caja de cítricos helados.
Después de este homenaje para los sentidos, solo puedo decir que la experiencia ha sido más que grata y que he pasado 3 maravillosas horas de gran emoción.
Restaurant Miramar
Passeig Maritim, 7. Llançà (Girona)
Tlf. 972380132
www.restaurantmiramar.com
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Moltes gràcies pel link i també pel tweet.
Va ser un gran plaer visitar-vos. Desitjant tornar a viure l’experiència a casa vostra.
Amb afecte,
Àngels